Entre las muchas aficiones de Leonardo da Vinci, a quien parecía interesarle todo cuanto le rodeaba, se encontraba la botánica. En dos mil diecinueve se inauguró en Santa María Novella de Florencia la exposición ‘La botánica de Leonardo: cara una nueva ciencia entre arte y naturaleza’. En el siglo XVIII, las láminas botánicas colgaban en los más insignes gabinetes científicos y aristocráticos y a fines del XIX, Karl Blossfeldt, maestro de modelado en la Escuela de Artes Aplicadas de Berlín, hizo una insigne serie de fotografías de plantas centrada en su arquitectura, sus formas, sus juegos de líneas.
Karl Blossfeldt. Fotograbado del portafolio ‘Formas originales del arte’ (mil novecientos veintiocho).
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Compilación Per Amor a l’Art
Ciertas de esas imágenes son parte de la exposición ‘Botánicas’ –organizada por la Fundación Per Amor a l’Art-Bombas Gens Centro de Arte de Valencia, La Factoría y el Jardín Botánico de Madrid–, un recorrido por 100 años de fotografía de plantas y flores que puede verse hasta el veinte de marzo en el Pabellón Villanueva del Jardín Botánico de la villa de Madrid. Un jardín interior conecta con el exterior en una perfecta simbiosis, donde se cuenta un relato científico, ornamental, crítico y estético de las flores y las plantas.
Las fotografías expuestas son parte de la Fundación Per Amor a l’Art, cuya compilación de arte, acumulada por José Luis Soler y su esposa, Susana Lloret, tiene su sede en Bombas Gens, un centro de arte instalado en una factoría art déco que desde dos mil diecisiete viene revitalizando la escena artística de Valencia y donde ya se vio en dos mil veinte esta muestra, si bien en una versión más reducida.
Bombas Gens concibió su jardín como una sala expositiva más. Allá se instaló ‘A través’, una pieza encargada a Cristina Iglesias donde se funden arte y naturaleza. La fundación empezó adquiriendo bellas obras vegetales de Imogen Cunningham de los años veinte (5 de sus sinuosas fotografías cuelgan en las salas del Botánico). A ellas se sumarían otras de artistas como Jonas Mekas (se reúne su trabajo de prácticamente 6 décadas, desde mil novecientos sesenta y ocho hasta dos mil diecisiete, en el que hay una evocación de su niñez en Lituania), Nobuyoshi Araki (se exhiben «un centenar de flores en decadencia que forman un canto a la erótica y a la muerte»), Richard Hamilton («introduce en sus grabados elementos irónicos que derruyen la idealización del planeta vegetal perpetuada por el arte), Hans Peter Feldmann (fotografías con un toque kitsch de flores ampliadas y desenfocadas que trascienden la cotidianeidad familiar), Mathieu Mercier (y la deconstrucción cromática de sus pantones florales) o bien Thomas Ruff («usa imágenes en negativo que desnaturalizan la percepción frecuente de estos elementos orgánicos»). Junto a ellos, artistas como Eikoh Hosoe, Juan del Tallo, Jochen Lempert, Albert Renger-Patzsch, Alessandra Spranzi y Pierre Verger.
Una de las peculiaridades de esta compilación, cuyo punto fuerte es la fotografía, es que apuesta por series completas y no por obras apartadas de los artistas. «Es una compilación de exposiciones», comenta Vicente Todolí, viejo directivo de la Tate Modern de la ciudad de Londres, comisario de la muestra y consultor de la compilación de la Fundación Per Amor a l’Art, que acumula ya dos mil seiscientos veintinueve obras de doscientos veintiuno artistas. No es la primera vez que una selección de estos fondos recala en la villa de Madrid. Ya se han visto en ciertas ediciones de PhotoEspaña.
Susana Lloret, vicepresidenta de la fundación, piensa que Valencia está tomando como modelo la urbe de Málaga y sus planes de expansión artística: «Lo ha hecho muy bien». A espacios como el IVAM, el Centro del Carmen o bien Bombas Gens se sumarán otros ya en marcha como el Centro de Arte Hortensia Herrero y CaixaForum Valencia. La localización de Bombas Gens fuera del centro de la urbe, no estar incluido en la oferta de los operadores turísticos (la entrada es gratis) y que todavía es minoritario el arte moderno hacen que Bombas Gens no tenga aún los visitantes que ansían sus responsables. Ya antes de la pandemia, unos sesenta.