A vueltas con los viejos mantras y con todos y cada uno de los tópicos en su lugar, pues si de algo anda bien servido el género es de tópicos de hormigón, el concejal de Cultural del Municipio de Barna, Jordi Martí, ha descorrido el primer velo de BCNegra, el de la presentación del programa de actos, resaltando que, redoble de tambor, la novela negra «es el espéculo que mejor refleja las partes más oscuras y ocultas de la realidad». Hechas las presentaciones (acá la realidad, acá el escritor que la deberá apuñalar), llegan los nombres.
Pues el festival, que llega entre el tres y el trece de febrero a su XVII edición, recobra al tiempo la presencialidad y el pulso internacional de la mano de autores como Irvine Welsh, Fernanda Melchor, Dominique Manotti,
Sergio Ramírez y Mick Herron, entre otros muchos. Artistas de la cuchilla, historias de violencia made in México, ecos del polar francés, novelas secuestradas de autores con mordaza y espías contemporáneos agitados y mezclados en un sabroso coctel coronado por la narcoliteratura de Don Winslow, ganador del premio Carvalho del actual año.
«Hemos intentado recobrar lo mejor de ya antes de la pandemia», ha señalado el comisario del festival, Carlos Zanón. El resultado es un cuidadoso rastreo del género negrocriminal que va a dar voz a más de ciento doce autores y en el que caben desde las travesuras planetarias de Carmen Mola a los más lejanos ancestros de los detectives de el día de hoy mismo. Tan lejanos que para hallarlos hay que recular hasta las desgracias griegas, con Sófocles y su ‘Edipo Rey’ descorchando el género prácticamente involuntariamente. «Hemos decidido seleccionar quién fue el primer detective de la historia y charlar de él. Y Edipo es el primer detective que va en pos de la verdad. Tú como lector ves que toda vez que busca la verdad se aproxima al desastre; es un razonamiento de novela negra que viene de los mitos», ha explicado Zanón.
Algo más a mano quedan autores como Eduardo Mendoza, Rosa Ribas, Lorenz Silva, Mikel Santiago, Toni Hill, Noemí Trujillo o bien Kiko Amat, escritores de cercanía sobre los que se asienta una edición de BCNegra que busca poner al humano «por sobre la tecnología» y el hecho presencial por delante del atracón de streaming que nos ha dejado la pandemia. «Queremos que venga la gente y que haya contacto humano. Este es un festival primordialmente popular, es de la gente», reclama Zanón. El propio leimotiv de esta edición, el breve ‘Aquí, mañana’, evoca viejas costumbres juveniles y busca poner un tanto de pausa en estos tiempos de «tecnología violenta y fascinante». «Es todo tan veloz y también ininteligible que nos ha robado el futuro: el presente es tan bestia que no podemos imaginar el futuro», teoriza el comisario del festival.
Como antídoto a tanta prisa, BCNegra echa mano del retrovisor para detenerse en autores de culto como Ted Lewis, malogrado autor del mercenario Jack Carter que murió de forma prematura en 1982; y honrar a leyendas locales como Manuel Vázquez Montalbán y Francisco González Ledesma. Del primero, por poner un ejemplo, se va a poner en marcha una ‘ruta Carvalho’ para continuar los pasos del insigne detective por las calles de Barna, al paso que el padre del comisario Méndez protagonizará la exposición ‘Expediente González Ledesma’. Otra frecuente de nuestras calles y nuestras páginas, la inspectora Petra Frágil de Alicia Giménez Bartlett, asimismo se sumará a la celebración para rememorar que, antes que ‘Ritos de muerte’ y ‘Día de perros’ llegaran a las librerías, las mujeres de las ficciones negras raras veces tenían otro papel que no fuera el de víctima. «En ese instante no era nada simple que un personaje de este modo, mujer y policía, fuera popular», recuerda Zanón.
Homenajes al lado, BCNegra asimismo tira del hilo de la actualidad para profundidzar en temas como la corrupción política, el apogeo de la xenofobia y la extrema derecha en Europa o bien el sentido del humor en la novela negra. El premio Cervantes Sergio Ramírez,
perseguido por el gobierno nicaragüense, va a explicar de qué manera desvestir las cloacas del poder a ritmo de novela negra; al tiempo que el escocés Irvine Welsh y la francesa Dominique Manotti van a poder encima de la mesa ciertos temas que comparten sus novelas. A saber: crímenes racistas, tráfico de drogas, corrupción y personajes marginales. Algo como la masa madre de un género que, tras todo, tal vez sí que sea el mejor reflejo de las partes más oscuras y ocultas de la realidad.