La aparición del concepto de moneda se remonta a muchos siglos atrás. Si bien el trueque fue el medio más habitual para el intercambio entre las diferentes sociedades humanas desde su aparición, con el tiempo fue necesario el uso de un valor de referencia para equiparar el comercio de objetos de procedencias de lo más diversas.
Las primeras referencias al uso del papel moneda se encuentran en la antigua Mesopotamia. Alrededor del 3.000 a.C. los pueblos de la región comenzaron a utilizar certificados respaldados en grano para llevar adelante actividades comerciales, una práctica que, posteriormente, los Babilonios institucionalizarían mediante el uso de unidades de peso. Sin embargo, la adopción de los metales preciosos como reserva de valor inicia también en la Antigüedad, en Cartago y la Antigua Grecia, que basaron la expansión global de su comercio en el intercambio de monedas de oro y plata.
Criptomonedas: el nuevo boom
En la actualidad, las divisas en circulación ya no se respaldan directamente con un bien material desde la caída del patrón oro. Esto, si bien ha derivado en un crecimiento exponencial del intercambio financiero, también ha resultado en otras problemáticas, como la inflación y la pérdida de la confianza en el dinero como medio de ahorro.
Para contrarrestar este fenómeno, a fines de la primera década de los 2000 comenzaron a aparecer nuevas monedas, completamente virtuales, cuya emisión está en muchos casos limitada y se mantienen fuera de la regulación de los bancos centrales del mundo. Las criptomonedas se basan en el uso de encriptación y criptografía distribuida para preservar su integridad, evitando así el control y la manipulación de su cotización por parte de los estados.
El hecho de que las “cripto” se desarrollen fuera del ámbito de los activos tradicionales ha transformado la inversión en estos instrumentos en una de las más populares en los últimos años. El alto grado de anonimato que conlleva la compra y venta de criptomonedas, junto con la posibilidad de invertir en un producto en crecimiento y con gran potencialidad, continúa atrayendo a cada vez más grandes y pequeños inversores interesados en proteger sus ahorros de la inestabilidad bursátil.
¿Es arriesgado invertir en criptomonedas?
Pese a que se trata de la moda del momento en lo que se refiere a las inversiones, particularmente desde la masificación de las apps de trading y los brókers online, la compra y venta de criptomonedas es una empresa que conlleva muchos riesgos.
En primer lugar, es importante tener claro que se trata de activos muy volátiles, que pueden cambiar drásticamente su cotización en un lapso de pocas horas o incluso minutos. Por este motivo, el dinero invertido corre un alto riesgo y las pérdidas pueden ser muy grandes de un día a otro. No es, ciertamente, una opción adecuada para inversores conservadores que quieran resguardar el valor de sus ahorros en el largo plazo.
Una segunda problemática es el resultado de que las criptomonedas no cuenten con un respaldo físico, sino que la información sobre las transacciones es la que da cuenta de quién posee cada moneda. Estos datos se alojan en sistemas distribuidos de computadoras, con un alto nivel de protocolos de seguridad, pero, como sucede con cualquier otro entorno de servidores informáticos, el sistema tiene grandes vulnerabilidades en otros eslabones de la cadena. Estos son los “exchanges”, donde se realizan las transacciones de compra y venta, y las billeteras electrónicas, donde se “almacenan” efectivamente las monedas. Un ataque a alguno de estos puntos podría comprometer seriamente el dinero invertido, ya que un hacker podría quedarse con todos los activos del usuario.
En cualquier caso, las criptomonedas representan el futuro de las inversiones fuera de los mercados tradicionales de bonos y acciones. Teniendo en cuenta que su uso como monedas de curso legal para el pago de servicios se está haciendo más habitual, las oportunidades para este tipo de monedas son casi infinitas en el mediano plazo. Optar por diversificar la cartera de inversiones incorporando algunas de ellas, especialmente las más establecidas como Bitcoin o Ethereum, podría ser una forma interesante de resguardarse de los vaivenes de la bolsa, siempre que se tengan en cuenta los elevados riesgos.