La Monumentalidad de ‘Our Town’: Un Clásico Resucitado en Barcelona
En la ciudad condal, el Teatre Lliure ha dado vida nuevamente a una obra maestra del teatro americano: ‘La nostra ciutat’, la versión en catalán de ‘Our Town’, escrita por Thornton Wilder. Bajo la dirección de Ferran Utzet, esta producción ha provocado un revuelo en la escena teatral, y no es de extrañar dado el prestigio que rodea a esta obra.
Un Tributo a la Vida Cotidiana en Grover’s Corners
‘La nostra ciutat’ nos transporta a Grover’s Corners, una pequeña comunidad en New Hampshire, donde el paso del tiempo se hace palpable entre 1901 y 1913. Aquí conocemos a los habitantes de este pueblo y seguimos sus vidas tranquilas y comunes. Desde las familias Gibbs y Webb, encabezadas por Xavier Ripoll y Carles Martínez respectivamente, hasta sus hijos, George y Emily, interpretados por Guillem Balart y Paula Malia.
No obstante, esta pieza teatral va más allá de las vivencias de estas familias. Wilder nos presenta una mirada objetiva y periodística de las existencias sin historia de sus personajes, capturando el fluir del día a día en un estilo reminiscente de la serie ‘Crónicas de un pueblo’. Aquí no encontraremos conflictos impredecibles ni malvados intrigantes, sino la vida mínima y rutinaria de cada individuo.
Un Vistazo a una Época Pasada
Aunque ‘La nostra ciutat’ se ha ganado el elogio de grandes figuras en la historia del arte, su validez y relevancia hoy en día pueden ser cuestionadas. Después de todo, esta obra fue estrenada en 1938, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, un mundo completamente diferente al que conocemos ahora.
El problema radica en que las reflexiones de Wilder suenan ingenuas y trilladas en nuestros tiempos. Aún así, Ferran Utzet ha llevado adelante la adaptación de manera plana y monótona, haciendo que el segundo acto se arrastre y llegue a volverse interminable, especialmente con la escena final en el cementerio.
Una Oportunidad Perdida
A pesar de contar con un elenco magnífico y la talentosa Rosa Renom en el papel de la alcaldesa-narradora, ‘La nostra ciutat’ deja un sabor agridulce. Quizás era intención del autor reflejar el aburrimiento de la vida cotidiana, pero el adaptador, incluso ochenta años después, podría haberle dado un poco más de ritmo y movimiento a los personajes.
Es una lástima que esta puesta en escena no haya logrado aprovechar al máximo su potencial. Esperamos que futuras adaptaciones de ‘Our Town’ mantengan su monumentalidad y le den un nuevo aliento a esta obra atemporal.