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De qué forma un simple tweet lanzó a la fama a esta centenaria y dulce librería

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The Petersfield Bookshop es una dulce librería que se halla en Hampshire, R. Unido. Dedicada a vender libros de anticuarios y de segunda mano, mapas viejos y grabados desde hace algo más de un siglo, una lluviosa tarde de enero se hallaba más solitaria que jamás. En verdad, era la primera vez en su historia que se veía abocada a cerrar la caja a cero.

Frente a la desoladora situación, Robert Sansom, que trabaja en el establecimiento desde hace trece años, dedidió lanzar un lacónico texto por medio de Twitter en el que, frente a la perspectiva de no vender ni un libro, no tenía reparos en ofrecer un descuento mediante internet.

«»Nube del desierto» (las plantas arrastradas por el viento que representan lugares desolados). Ni un libro vendido el día de hoy. £ 0.00. Pensamos que quizá esta sea la primera vez. Sabemos que es lamentable, mas si quiere asistirnos, vea nuestra oferta de Abebooks (la librería on-line) ahora, todo con un veinticinco por ciento de descuento ahora», ponía en el texto.

Mas no estaban solo como pensaban. Cuando menos no en esta red social. El escritor «best seller» de fantasía y ciencia ficción Neil Gaiman asistió en su ayuda y retuiteó el mensaje a sus millones de seguidores. Tal y como si hubiese lanzado uno de los hechizos mágicos que aparecen en sus libros, el creador logró que llegasen hasta la librería pedidos por un valor de mil libras.

Apabullado y excedido, Sansom publicaba dos tweets más en los que suplicaba paciencia a los clientes del servicio dada la cantidad de órdenes que habían llegado al tiempo y los escasos recursos con los que contaban para hacerle frente.

Poco después, el librero lanzaba otro dándole las merced a Gaiman y poniendo una foto de ciertos pedidos que se acumulaban en el mostrador: Gracias @neilhimself este no es el día que creímos que íbamos a tener, mas ha sido el mejor. La gente ha sido afable y eso es una cosa que jamás vamos a olvidar. Esta es una pequeña porción de los pedidos que recibimos de un día para otro a resultas de la ayuda de Gaiman»

«Me deja pasmado. No comprendo las redes sociales por el hecho de que estoy desfasado, mas cuando Rob me llamó y me contó las cantidades, me quedé con la boca abierta», le ha contado John Westwood, de cincuenta y seis años, cuya familia es dueña de la tienda, a The Guardian.

La publicación original ya ha sido retuiteada más de ocho mil veces y ha recibido más de dieciocho me agrada.

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