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El color y la consistencia de nuestras deposiciones revelan que no debemos tirar tan rápido de la cadena

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La importancia de observar nuestras deposiciones para cuidar nuestra salud intestinal

Hoy en día, tenemos a nuestra disposición una amplia gama de dispositivos inteligentes que nos permiten monitorizar diversos parámetros relacionados con nuestra salud, como el número de pasos diarios, las calorías quemadas o la frecuencia cardiaca. Sin embargo, no debemos pasar por alto los indicadores «analógicos» que nos proporciona nuestro propio cuerpo, como el aspecto de nuestras deposiciones. Esta práctica rápida y sencilla puede ofrecer información valiosa más allá del sistema digestivo, ya que el intestino y su microbiota están estrechamente vinculados con el resto de sistemas y órganos del cuerpo. En este artículo, analizaremos las características principales de una deposición normal y la importancia de prestar atención a su color, consistencia, olor y proceso de defecación.

El color de las heces: más allá del marrón

En condiciones normales de buena salud, las heces suelen tener un color marrón, que varía entre tonos de caramelo y cacao. Este color se debe a la presencia de glóbulos rojos y su proceso de senescencia. Cuando los glóbulos rojos son descompuestos por el bazo, producen bilirrubina, que a su vez se convierte en pigmentos llamados urobilinógenos en el hígado. Estos pigmentos se almacenan en la vesícula biliar como parte de la bilis y llegan al intestino delgado, lo que le da color a las heces. Sin embargo, ciertos alimentos, medicamentos y procesos patológicos pueden alterar la paleta cromática de las deposiciones.

Verde: Alimentos como las espinacas y el brócoli, ricos en clorofila pueden provocar una coloración verdosa en las heces. Sin embargo, también puede ser indicio de una infección gastrointestinal causada por la bacteria Salmonella. Si se siente bien y ha consumido espinacas, no es motivo de preocupación. Sin embargo, si experimenta otros síntomas como diarrea, náuseas, vómitos o fiebre, es recomendable buscar atención médica.

Naranja: Alimentos ricos en betacarotenos como las zanahorias o la calabaza pueden teñir las heces de color naranja. Además, ciertos medicamentos como la rifampicina y algunos antiácidos también pueden causar este cambio de color.

Amarillo: Si las deposiciones tienen un tono amarillo, puede indicar una cantidad excesiva de grasa en los excrementos, lo cual puede ser causado por problemas de absorción intestinal o deficiencia de enzimas pancreáticas o biliares. Además, las heces con exceso de grasa también tienden a brillar y flotar.

Blanco: Si las deposiciones tienen un color blanquecino, pálido o grisáceo, puede ser señal de una alteración en el hígado o la vesícula biliar.

Rojo: Pequeños restos de alimentos sin digerir, como la piel del tomate o el pimiento rojo, pueden causar un tono rojizo en las heces. Sin embargo, también puede indicar la presencia de sangre. Pequeñas hebras rojas en la superficie suelen ser indicativas de hemorroides o fisuras anales. Si la sangre está mezclada con las deposiciones, es necesario sospechar de procesos inflamatorios intestinales o la presencia de pólipos o tumores.

Negro: Aunque parezca extraño, el color negro también puede ser causado por la presencia de sangre en las heces. En este caso, significa que el sangrado proviene del tracto digestivo superior y ha sido «digerido» en el proceso de tránsito, adquiriendo un tono oscuro cercano al negro. Estas heces, conocidas clínicamente como «melenas», suelen ser muy malolientes y adherirse al inodoro. Otras causas de heces negras pueden ser el consumo de medicamentos como el hierro o alimentos como la tinta de calamar, la remolacha o los arándanos.

La consistencia de las heces: La Escala de Bristol

Para evaluar la salud intestinal, es importante prestar atención a la consistencia de las heces, la cual está relacionada con la cantidad de agua presente en ellas. Un tránsito intestinal rápido limita la absorción de agua, lo que da lugar a heces líquidas o semilíquidas. Por otro lado, un tránsito lento permite que todas las secciones del intestino absorban agua, lo que resulta en heces más duras. Para medir la consistencia de las heces, se utiliza la Escala de Bristol, que clasifica las heces en base a su forma y consistencia.

La Escala de Bristol consta de 7 tipos de heces, desde las más duras hasta las más blandas:

Tipo 1: Fragmentos duros y separados, similares a nueces, difíciles de evacuar.

Tipo 2: Forma de salchicha compuesta por fragmentos visibles.

Tipo 3: Forma de salchicha o morcilla con grietas en la superficie.

Tipo 4: Forma de salchicha o serpiente, suave y lisa.

Tipo 5: Trozos de masa pastosa con bordes definidos y fáciles de evacuar.

Tipo 6: Fragmentos blandos y esponjosos con bordes irregulares y consistencia blanda o pastosa.

Tipo 7: Heces acuosas sin fragmentos sólidos, totalmente líquidas.

Los tipos 1 y 2 suelen ser indicativos de estreñimiento, mientras que los tipos 6 y 7 son considerados como deposiciones muy líquidas, compatibles con la diarrea. Los tipos 3, 4 y 5 se consideran normales, siendo el tipo 4 el ideal.

En resumen, prestar atención al aspecto de nuestras deposiciones puede proporcionarnos información valiosa sobre nuestra salud intestinal. Monitorear el color, la consistencia, el olor y el proceso de defecación puede ayudarnos a identificar posibles problemas y buscar atención médica de manera oportuna. No es necesario depender únicamente de aplicaciones móviles para cuidar nuestra salud intestinal, ya que podemos incorporar en nuestra rutina diaria esta práctica observación cromática y utilizar la Escala de Bristol como herramienta de evaluación. Recuerde, si detecta alguna señal de alarma, no dude en consultar a profesionales de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Artículo publicado en The Conversation.

Colaboradores:
Esther Martínez Miguel – Directora del Grado en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Vida y de la Naturaleza, Universidad Nebrija
Silvia Gómez Senent – Médico de Aparato Digestivo, Profesora en el Grado de Enfermería, Universidad Nebrija

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