EducaciónEl diario de Patricia

El diario de Patricia

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«Escribir, claro está, es un sustitutivo de la vida que no puedo vivir, que soy inútil de vivir» (Bloc de notas diecinueve, diecisiete de mayo de mil novecientos cincuenta). Mas Patricia Highsmith se referiría al crimen, por aquello de que Tom Ripley sea su alter ego. Asimismo hay un asesinato en su primer éxito, ‘ Extraños en un tren ‘. Vivir, Patricia Highsmith vivió, por mucha misantropía que se le suponga. Es como George Best : «Gasté mi fortuna en mujeres, alcohol y vehículos, el resto lo desperdicié». Ella asimismo daba relevancia a los coches: «Tener vehículo es como tener tu mujer. Son un gasto tremendo y te dan muchas preocupaciones, mas una vez que lo has tenido, ya no deseas pasar sin uno» (28/4/41). Su vida se puede resumir en sexo, literatura, apreturas económicas, alcohol y tensa relación con su madre. Tiene más atracción por las mujeres que por el homicidio . «No puedo meditar en nada que no sea Billie B . ¡Qué mujer!» (quince marzo mil novecientos cuarenta y uno). «¡Las cosas que una ignora hasta el momento en que se acuesta con alguien! [Billie] Me ha ofrecido lo que parecía amor de veras. Mas he decidido que es una falsa… O me quiere de veras, o es simple y superficial y un tanto tonta. No es tan espiritual como creía. Nació en Alemania. Mide 1.76» (16/3/41). «Ay, esperemos fuera inaccesible. ¡De qué forma la amaría entonces!» (24/3/41). «…Hemos estado sentadas en el sofá. ¡Billie soltaba tópicos, era como estar con mi familia. ¡De qué manera me aburre! » (13/4/41). Billie es una de las infinitas mujeres sobre las que charlará, aun de la manera más íntima. Habla de su regla y de la del resto. Así, de la de Caroline Besterman, su gran amor. Asimismo terminó mal. Una extraña relación que incluía al marido, que estaba al tanto. Y ni tan siquiera cuando este murió pudo ser. La cabeza de esa mujer no estaba realmente bien, conforme lo que cuenta Patricia, que tampoco es la mujer más simple para convivir. Mantiene que «la osadía es la esencia de la femineidad y la ternura la de la masculinidad» (4/9/64). Y en lo que se refiere a esa regla de la que tanto habla: «La semana pasada fue como un sueño de opio : espero ver a Helen mañana con grandes ojeras… Asocio además de esto la semana pasada a ese especial fenómeno poco frecuente en mí: el periodo menstrual. ¡Dios sabe que las mujeres están taradas y Dios sabe por qué!» (14/12/41). Muchos nombres conocidos Si bien existen muchos nombres conocidos en sus diarios y cuadernos, no se detiene en ellos. Lo mismo se vivirá «justo a la vera de Piet Mondrian » (mil novecientos cuarenta y tres, N. York) que Jeanne Moreau le manda un regalo (mil novecientos setenta y cuatro) o va a visitarla (mil novecientos noventa y dos). O Muriel Spark se encarga de su gato Spider (mil novecientos sesenta y ocho). Nada sobre que Sparks tomara de inspiración a Highsmith para una de sus novelas. Un personaje de Spark llevaba vermes de seda en el sostén, como Highsmith caracoles. Da cuenta de la muerte de su caracol más viejo en mil novecientos sesenta y siete. «Viajó de Inglaterra a América y otra vez a Inglaterra, fue a París 5 o 6 veces, a Mallorca y Túnez». Siguiendo con las negritas, a Arthur Koestler le dedica más espacio. Se acuesta con él en el mes de octubre de 1950: «La prensa mienta mi nombre 3 veces por semana, aproximadamente o eso me afirma la gente. Koestler ha vuelto acá y hemos intentado acostarnos. Un episodio triste, miserable. Absurdo y sonrojante de escribir: ha propuesto que nos acostásemos y no hiciésemos nada, cosa que como es natural le ha resultado imposible…. Koestler, eficaz como siempre y en todo momento, decide desamparar lo sexual conmigo. No sabía que la homosexualidad estuviese tan de forma profunda arraigada, ha dicho». En ocasiones saca la mala leche con algún escritor. 1 de febrero de 1951: «Deyá. Mallorca. En el restorán Jaime I he visto a Robert Graves con unos vaqueros desaliñados, un pañuelo colorado afectadamente anudado al cuello. Su amante actual es la Diosa Negra, una muchacha mexicanoamericana que quizás tenga fuego, mas no mucha belleza…». «Un día feliz» Carson McCullers aparece múltiples veces. La primera, el veintinueve de agosto de mil novecientos cuarenta y uno, si bien no la nombre: «He leído ‘Reflejos en un ojo dorado’. No me ha agradado nada». El veintisiete de febrero de mil novecientos cuarenta y nueve va a su casa en Nyack: «Carson era muy hospitalaria, y nos hemos quedado unas cuatro horas… Carson ha dicho varias veces que tengo ‘muy buena figura’. Hemos tomado Coca Cola y jerez. Libros en las sillas y tanto como su madre, con pantalones…». Lo de los pantalones no es trivial. Patricia Highsmith vive en su tiempo y los pantalones son esenciales. catorce de noviembre de 1949: «Un día feliz. He comprado unos Levi’s (ahora cinco,50 dólares americanos ). Y he trabajado en el cuento. He ido a ver a Rosalind a las nueve.30…». O el 1 de febrero de 1951: «Le he dado [a Sheila] mis Levi’s más viejos a fin de que me los guarde hasta el momento en que vuelva de Europa». Tal y como si le hubiese dejado unas esmeraldas. Asimismo es de su tiempo el comunismo . once de enero de 1941: «Compré entradas para el homenaje a Lenin en el Madison Square». quince de enero de 1941: «Quería comenzar ‘Anna Karennina’, mas tengo un libro nuevo, ‘El poder soviético’ [de Hewlett Johnson ], sobre la mesa». El trece de marzo de 1941: «He repartido pasquines de ochocientos treinta a las nueve. Me han llamado roja a la cara». Otra cosa de su tiempo es la ansiedad por el correo postal. 25/3/63: «Todos los días, en torno a la ciento diez, elaboro una crisis con relación a el correo. El correo llega a la ciento veinte más o menos. No puedo trabajar tras la ciento diez, y chisme un botón u ordeno la habitación para pasar el rato. Al final comienzo a preparar el almuerzo, si bien no puedo comer ya antes del correo… El correo siempre y en todo momento llega tarde en Italia. El correo es como una enfermedad insanable con la que uno debe aprender a convivir». A lo largo de Mayo del sesenta y ocho era su gran preocupación: «La Huelga General Francesa. A una no le molesta a lo largo de 5 días, si bien lo peor es la carencia de correo…» (5/6/68). Otro signo de su tiempo: «Hoy me he dado cuenta de que tengo suficiente papel lignito a fin de que me dure el resto de la vida: 3 cajas. Es la idea más deprimente que me ha rondado este año» (2/6/69). Autocrítica Antes que alguien critique sus diarios y cuadernos ya lo hacía ella. En mil novecientos sesenta y ocho repasó los de 1950: «Está bien llevar un diario, cuando menos para mí, puesto que necesito una sensación de continuidad…, ¡mas qué montón de porquería que una no debería tomarse la molestia de redactar!». Probablemente se reiría de sí por la entrada del veintidos de febrero de 1941: «Quiero dejar por escrito lo más delicioso en revelaciones complejas…». Relee y agrega. El veintiseis de julio de mil novecientos cuarenta y dos escribe: «La música de Wagner : prácticamente toda buena para hacer el amor». Y en mil novecientos cincuenta suma a esa línea: «¡Qué horror!» Sobre el futuro de los textos: «No sé quién va a llegar a leer alguna vez estas líneas, o quién debería incomodarse en hacerlo. Mas estos son los días más precarios -o de los más precarios- que he intentado sobrellevar» (dos de enero de mil novecientos sesenta y ocho). La autora de veintidos novelas (veintiuno publicadas con su nombre y ‘El costo de la sal’, entonces ‘Carol’, con pseudónimo) tenía cincuenta y seis libretas de espiral, que se hallaron entre la ropa de cama en su casa suiza. dieciocho diarios y treinta y ocho cuadernos escritos desde mil novecientos cuarenta y uno a mil novecientos noventa y cinco, año de la muerte de Patricia Highsmith. Anna von Planta , su editora, ha condensado ocho mil páginas en mil (la edición de España llega a la página mil doscientos sesenta y cuatro, mas hay más cosas que las propias anotaciones de Highsmith). Y todo esto no es ninguna nueva, ni tan siquiera lo que la escritora natural de Forth Worth (Texas) en mil novecientos veintiuno cuente por el hecho de que en España Anagrama publica ‘ Diarios y cuadernos. mil novecientos cuarenta y uno-mil novecientos noventa y cinco ‘ meses una vez que saliesen en inglés y, en consecuencia, habíamos leído ya bastante sobre ello. Anna von Planta estructura el libro de forma cronológica, dedicando prácticamente la mitad a su juventud (cuarenta y uno-cincuenta). Hay una explicación anterior en los episodios, con lo que está y con lo que no está. Por servirnos de un ejemplo, la inspiración de Ripley. Cuenta Von Planta que a lo largo de su estancia en Positano ve desde el balcón del hotel a un hombre en bermudas y sandalias por la playa, con la toalla al hombro. Que tiene algo de misterioso y no vuelve a verlo. Mas «se transforma en el modelo de Tom Ripley , el antihéroe que por fin asegurará éxito literario a Patricia Highsmith. Pat no deja perseverancia de ese instante en su diario ni en ninguno de los cuadernos. Los lectores lo descubrieran por vez primera en el ensayo que escribe en mil novecientos noventa a propósito del proceso de creación de la serie Ripley». 16/12/68. « Jacqueline Kennedy : los americanos están insultados pues verdaderamente se acuesta con Onassis… Las mujeres se acuestan con cualquier cosa que deba ver con el poder, el estatus social y el dinero. No sería tan malo si se acostasen con esto por placer, mas casarse es caer muy bajo». Poco antes (27/2/68) había escrito: «De haber sido ciega, podría haberme casado, estoy prácticamente segura».

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