Cuando aún el planeta está en plena batalla contra el Covid-diecinueve, un equipo de estudiosos advierte que otro coronavirus, el que causa el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) está a solo unas pocas mutaciones de transformarse en una grave amenaza pandémica. En su artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, el conjunto describe diferentes variaciones del virus.
MERS-CoV se advirtió por vez primera en dos mil doce en Arabia Saudita. El virus probó ser realmente letal: más o menos el cuarenta por ciento de los pacientes murieron a raíz de sus infecciones. Su origen eran dromedarios inficionados, ciertos cuales habían sido inficionados por murceguillos.
Si bien un principio ocasionó cierta alarma, el brote de MERS-CoV recibió poca atención pues no parecía ser transmisible entre humanos.
Pese a que se ha descubierto que hasta el ochenta por ciento de los dromedarios analizados, el setenta por ciento de en África, tienen anticuerpos para MERS-CoV, el virus ha inficionado a muy realmente pocas personas en África.
Para determinar por qué razón se ha producido esta situación, los autores de este trabajo recogieron muestras del virus en una pluralidad de localizaciones en el Oriente Medio y África, buscando localizar sus variaciones.
Si el comercio se invierte en algún instante, o bien si otro animal se transforma en portador y se comercializa a África, podrían surgir mutaciones que desencadenarían una pandemia mortal
Ahora, equipararon las muestras genéticamente y en condiciones de laboratorio usando células pulmonares humanas. De este modo, descubrieron que las variaciones producidas en Oriente Medio eran sencillamente transmisibles a los humanos, al tiempo que las de África no lo eran.
Un análisis más pormenorizado mostró que las diferencias entre las variaciones se reducían a los aminoácidos en la proteína S. Y, cuando por medio de ingeniería genética se alteró una variación africana a fin de que tuviese exactamente los mismos aminoácidos, esta probó ser considerablemente más infectiva para las células humanas.
Los estudiosos sugieren que la razón por la cual la variación de las muestras recogidas en Oriente Medio todavía no ha mutado y es inútil de inficionar a los humanos se debe al comercio de dromedarios. Apuntan que, si el comercio se invierte en algún instante, o bien si otro animal se transforma en portador y se comercializa a África, podrían surgir mutaciones que desencadenarían una pandemia mortal.