El nenúfar es una planta acuática en la que el rizoma se arraiga en el fondo fanganoso, al tiempo que las hojas y flores surgen a la superficie. Etimológicamente la palabra nenúfar procede el árabe nilufar, que significa loto azulado, un palabra que aparece ya en los cuentos árabes de la primera mitad del siglo XII. Los nenúfares asimismo son conocidos como ninfeas o lis acuáticos, y de forma frecuente se confunden con el loto ( Nelumbo ), hasta el extremo de que en la mitología el término «loto» se usa de forma indistinta para referirse tanto a las Nynphaeaceae como a las Nelumbaceae . Flotantes o emergentes La diferencia esencial entre los nenúfares y los lotos es que al paso que las flores y las hojas de los primeros flotan sobre el agua, las del loto son aéreas, esto es, se elevan sobre la superficie acuática. La flor de loto es originaria de Asia, siendo frecuente su presencia en pantanos, lagos o albercas . Es exactamente este hábitat el que ha propiciado que esta flor se asocie con la pureza, ya que es capaz de florecer hasta en los ambientes más eriales. Las nelumbonáceas se pueden clasificar en dos grandes grupos: Nelumbo nucífera, caracterizada por el gran tamaño de sus hojas y sus flores, y la Nelumbo lutea o loto americano, de pétalos más pequeños y flores amarillas. A lo largo de siglos la flor de loto ha sido considerada una planta sagrada, que se ha relacionado con la resurrección en el viejo Egipto y con la sabiduría en la cultura budista, en verdad en sánscrito su nombre es padma y la postura arquetípica de la meditación –la postura de loto- es la padmasna. Secuestradores de coleópteros La familia de las Nynphaeaceae –vulgarmente conocidas como nenúfares- derivan de la palabra nympha, debido a que se las atribuye cierta semejanza con las ninfas, unos seres mitológicos que tenían inclinación por el agua. Se estima que los nenúfares aparecieron hace unos ciento treinta y cinco millones de años -en el Cretácico Temprano- y desde ese momento han experimentado pequeños cambios. Estas plantas están formadas por números variables de sépalos, pétalos y estambres, que nacen de forma helicoidal. Ahora los géneros de nenúfares de mayor relevancia son el Nuphar lutea (amarillo) que había en Europa, el Nymphae lotus (blanco), originario del val del Nilo y el género Victoria, que tiene dos especies americanas. Las plantas de la especie Victoria amazónica son muy grandes, llegan a lograr hasta los dos metros de diámetros y tienen unas flores vistosísimas de hasta treinta centímetros que característicamente se abren con el ocaso. Desprenden fuertes olores y un pequeño calor, dos particularidades que resultan atractivísimas para determinados escarabajos que se nutren de su almidón. Al amanecer las flores se cierran capturando los escarabajos en su interior, de este modo, y mientras que están presos, logran que se empapen de su polen. Con la llegada del nuevo ocaso se volverán a abrir, dejando que los coleópteros logren la libertad y hagan las veces de improvisados embajadores polinizadores. Nace mujer y muere varón Siguiendo con el género Victoria, una de sus especies más singulares, simbólicas y valoradas por los jardines botánicos de todo el planeta es la Victoria Longwood Hybrid . Un nenúfar gigante que abre sus flores de madrugada y las cierra en torno a las once de la mañana. Este nenúfar asimismo emite un efluvio penetrante, en un caso así similar al de la piña, que sirve de cebo para los insectos polinizadores. Aparte de la olor, la Victoria Longwood Hybrid juega con la termogénesis, la capacidad de elevar su temperatura diez grados centígrados sobre la del medioambiente, para amplificar su poder de seducción. MÁS INFORMACIÓN nueva Si Cuando los días duraban diecisiete horas y la Luna estaba sesenta quilómetros más cerca nueva No Encuentran, en una gruta polaca, herramientas de piedra de hace quinientos mil de años Sus hojas son llanas y pueden llegar a aguantar hasta setenta kilogramo de peso, haciendo las exquisiteces de pájaros, insectos y anfibios. De todas y cada una maneras la peculiaridad más atractiva de esta planta es que nace hembra y muere varón… al segundo día de existencia. Tras esta vida tan fugaz se hunde en el agua para generar su fruto y, con él, una nueva vida. SOBRE EL AUTOR Pedro Gargantilla es médico internista del Centro de salud de El Escorial (la villa de Madrid) y autor de múltiples libros de divulgación.