La realidad no es lo que semeja. En nuestro día a día, estamos siempre y en todo momento rodeados por ‘objetos materiales’, desde personas a casas, turismos, animales o montañas. Aun si abandonamos el planeta, las ‘cosas’ materiales nos prosiguen persiguiendo por doquier: asteroides, lunas, planetas, estrellas, galaxias… Daría la sensación de que el Cosmos entero está hecho de materia. Mas se trata de una percepción falsa. Realmente, la materia que podemos ver por doquier apenas supone un escaso cinco por ciento de lo que verdaderamente hay ‘ahí fuera’. El noventa y cinco por ciento sobrante es parte del llamado ‘Universo oscuro’. Y le hemos puesto ese nombre por el fácil hecho de que no podemos verlo. En el Cosmos obscuro, en ese noventa y cinco por ciento del total que se nos escapa hay, que sepamos, dos cosas. La primera es materia obscura, ‘otra clase’ de materia que no podemos observar pues, al no producir radiación alguna, queda fuera del alcance de nuestros instrumentos. Sabemos que está ahí solo pues ejercita gravedad sobre la materia ‘normal’, la que sí podemos ver. Así, midiendo esmeradamente los movimientos supuestamente incomprensibles de la materia perceptible, los científicos han llegado a la conclusión de que la materia obscura es unas 5 veces más rebosante que la ordinaria, la que da forma a planetas estrellas y galaxias. Aún peor es la parte sobrante. Pues aun la suma de toda la materia obscura y toda la materia ‘normal’ apenas supone un tercio de lo que el Cosmos es realmente. Los otros dos tercios están hechos de algo aún más enigmático, la ‘energía oscura’, una fuerza oculta y con el poder suficiente para hacer que el Cosmos entero se expanda poco a poco más deprisa. Y ahora, un equipo internacional de más de cincuenta científicos, dirigido por estudiosos del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian, termina de llenar el recuento más preciso hasta la data de la cantidad de materia obscura y energía obscura que hay en el Cosmos. Las discrepancias El análisis, llamado Pantheon+, da los datos más precisos de los que disponemos sobre la composición de nuestro Cosmos, si bien asimismo acrecienta ciertas esenciales discrepancias. El increíble trabajo se termina de publicar en una edición singular de ‘Astrophysical Journal’. El análisis Pantheon+ encontró que el sesenta y seis con dos por ciento del Cosmos es energía obscura, al paso que la tercera parte sobrante, el treinta y 3 con ocho por ciento , es materia, en su mayoría obscura. De ese treinta y 3 con ocho por ciento , de hecho, menos de un cinco por ciento es materia ordinaria, la que vemos en nuestro día a día. El estudio, además de esto, confirma que el Cosmos se ha estado expandiendo a un ritmo acelerado a lo largo de los últimos miles y miles de millones de años. En conjunto, el análisis ha supuesto un respaldo para el ‘Modelo estándar de la Cosmología’, el compendio actual de teorías con las que los científicos tratan de explicar el Cosmos. «Con estos resultados de Pantheon+ -asegura Dillon Brout, autor primordial del artículo-, podemos poner las limitaciones más precisas sobre la activa y la historia del Cosmos hasta la data. Hemos revisado los datos y ahora podemos decir, con más confianza que jamás, de qué forma ha evolucionado el Cosmos y que las mejores teorías actuales sobre la energía obscura y la materia obscura se sostienen firmes». Supernovas Ia El análisis de los estudiosos se ha basado en el estudio de mil quinientos explotes de supernovas del tipo Ia, que ocurren cuando las estrellas enanas blancas, remanentes de estrellas de tamaño mediano como nuestro sol, experimentan una reacción termonuclear desbocada tras haber ‘robado’ demasiada masa a una estrella compañera. Debido a que estas explotes son tan refulgentes, es posible verlas a distancias de más de diez mil millones de años luz, más o menos las 3 cuartas unas partes de la edad total del cosmos. Por eso, al medir el brillo aparente de las supernovas (más sutil cuanto más lejanas), los cosmólogos pueden usarlas como genuinos marcadores de tiempo y espacio. Y así, midiendo el ‘corrimiento al rojo’ de la luz que nos llega de esas supernovas, pueden calcular lo veloz se expandía el Cosmos en diferentes instantes de su historia. Exactamente, fue un análisis de esta clase de supernovas, llevado a cabo en mil novecientos noventa y ocho, lo que dejó descubrir la expansión acelerada del Cosmos. «Este salto tanto en la calidad del conjunto de datos como en nuestra entendimiento de la física que lo sosten -afirma Brout- no habría sido posible sin un equipo estelar de estudiantes y cooperadores que trabajaron aplicadamente para prosperar cada aspecto del análisis». Pantheon+, en verdad, da un resultado de alta precisión para la tasa de expansión universal, famosa como la incesante de Hubble. Los resultados del análisis se combinaron después con la cooperación Supernova H0 for the Equation of State (SH0ES), dirigida por Adam Riess, que en dos mil once recibió el Nobel de Física por el descubrimiento de la expansión acelerada del Cosmos. Juntos, los datos de Pantheon+ y SH0ES hallaron una incesante de Hubble de setenta y 3 con cuatro quilómetros por segundo por megaparsec con solo un uno con tres por ciento de inseguridad en su resultado. En otras palabras, por cada tres con veintiseis millones de años luz (un megaparsec), en nuestra una parte del espacio el Cosmos acelera su velocidad de expansión en más de doscientos sesenta quilómetros por hora. Aumentan las discrepancias Mas no todo son buenas noticias en Pantheon+. En verdad, las mediciones de la primera luz del Cosmos, que nos llega en forma de radiación de fondo de microondas, pronostica que en una temporada precedente la incesante de Hubble tuvo un valor inferior al conseguido desde la observación de las supernovas de tipo Ia. Y lejos de solucionar este inconveniente, conocido como la ‘tensión de Hubble’ y que es el mayor al que se encara la Cosmología, los nuevos datos de Pantheon+ y SHOES empeoran aún más las cosas. En verdad, la tensión ahora ha superado el esencial umbral de cinco sigma, que los físicos emplean para distinguir entre posibles casualidades estadísticas y algo que es el resultado de la física real. «Creíamos que sería posible hallar pistas para una solución novedosa a este inconveniente en nuestro conjunto de datos -afirma Brout-, pero descubrimos que nuestros datos descartan muchas de estas opciones y que las profundas discrepancias prosiguen siendo tan obstinadas como siempre». MÁS INFORMACIÓN nueva Si La superficie de la Tierra podría estar ‘plagada’ de billones de partículas de materia obscura nueva No Y tras el asteroide, llegó el sunami… Pese a ello, Pantheon+ da una visión completa de la evolución del Cosmos durante una gran parte de su historia. «Con esto -explica el estudioso- conseguimos una visión precisa del Cosmos desde que estuvo dominado por la materia obscura hasta el momento en que quedó dominado por la energía obscura. Este conjunto de datos es una ocasión única para poder ver de qué forma se ‘enciende’ la energía obscura para impulsar la evolución del universo en las escalas más grandes hasta el presente. Pantheon+ nos ofrece nuestra mejor ocasión hasta la data de entender la energía obscura, sus orígenes y su evolución».