Poner fin al VIH y sida en 2030: Clave del liderazgo político y financiamiento sostenible
En la lucha contra el VIH y el sida, ONUSIDA se ha fijado la fecha límite de 2030 para poner fin a esta epidemia a nivel mundial. Según un informe presentado, el elemento crucial para lograrlo radica en un liderazgo político sólido. Esto implica seguir los datos, la ciencia y las pruebas; abordar las desigualdades que frenan el progreso; permitir que las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil desempeñen su papel vital en la respuesta; y garantizar una financiación suficiente y sostenible.
Resultados extraordinarios y un legado poderoso
El informe destaca que aquellos países y líderes que están siguiendo el camino de poner fin al sida están logrando resultados extraordinarios. Por ejemplo, naciones como Botswana, Eswatini, Ruanda, la República Unida de Tanzania y Zimbabwe ya han alcanzado los objetivos conocidos como «95-95-95». Además, al menos otros 16 países están cerca de lograrlo.
Esto significa que el 95% de las personas con VIH están diagnosticadas, el 95% de ellas están en tratamiento y el 95% de ellas tienen una carga viral indetectable, lo que las hace intransmisibles. Estos avances demuestran que poner fin al sida es una elección política y financiera exitosa.
De acuerdo con Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, el fin del sida ofrece una oportunidad excepcionalmente poderosa para los líderes actuales. Su liderazgo podría ser recordado como aquel que logró poner fin a la pandemia más mortífera del mundo, salvando millones de vidas y protegiendo la salud de todos.
Avances en el tratamiento y prevención
Gracias al apoyo y la inversión destinados a poner fin al sida en la población infantil, el 82% de las mujeres embarazadas y lactantes con VIH en todo el mundo lograron acceder al tratamiento antirretroviral en 2022. Esto ha permitido reducir en un 58% las nuevas infecciones por VIH en niños desde 2010, alcanzando el nivel más bajo desde la década de 1980.
Es importante destacar que, si el 95% de las personas con VIH tienen una carga viral indetectable, el virus se vuelve intransmisible. Según un documento presentado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la XII Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida sobre la Ciencia del VIH (IAS 2023) en Brisbane (Australia), el riesgo de transmisión del VIH es prácticamente nulo o despreciable cuando alguien tiene una carga viral suprimida, aunque sea detectable en niveles muy bajos.
Acceso universal a la carga viral y desafíos actuales
El informe destaca la importancia de ampliar el acceso a las pruebas de carga viral para todas las personas con VIH. Además, se observa que el número de personas que reciben tratamiento antirretroviral se ha cuadruplicado de 2010 a 2022, alcanzando los 29,8 millones de personas.
Sin embargo, el informe también advierte que poner fin al sida no se logrará automáticamente. En 2022, el sida cobró una vida cada minuto y alrededor de 9,2 millones de personas aún no tienen acceso al tratamiento, incluyendo 660.000 niños con VIH. Las mujeres y las niñas siguen siendo las más afectadas, especialmente en el África subsahariana.
Desafíos regionales y financiación insuficiente
En todo el mundo, 4.000 jóvenes y chicas se infectaron con VIH cada semana en 2022. Además, solo el 42% de los distritos con una alta incidencia de VIH en el África subsahariana están cubiertos por programas específicos de prevención del VIH para chicas adolescentes y mujeres jóvenes.
En Asia y el Pacífico se registró el 23% de las nuevas infecciones, con un preocupante aumento en algunos países. También se observa un aumento significativo en Europa oriental y Asia central (49% desde 2010) y en Oriente Medio y el norte de África (61% desde 2010), principalmente debido a la falta de servicios de prevención del VIH para grupos clave y marginados, así como a leyes punitivas y discriminación social.
Financiamiento sostenible para el fin del sida
La financiación para el VIH ha disminuido en 2022, volviendo a los niveles de 2013. Esto incluye la financiación tanto de fuentes internacionales como nacionales, ascendiendo a 20.800 millones de dólares en 2022, muy por debajo de los 29.300 millones de dólares necesarios para 2025.
Sin embargo, la esperanza persiste. Para poner fin al sida, es fundamental aumentar la voluntad política y la inversión en una respuesta sostenible al VIH, priorizando la prevención y el tratamiento basados en la evidencia científica, la integración de los sistemas de salud, leyes no discriminatorias, igualdad de género y el empoderamiento de las redes comunitarias.
Como concluye Byanyima, no podemos tener un optimismo relajado, pero sí una esperanza arraigada en la oportunidad de éxito. Los hechos y cifras presentados en este informe no indican que el mundo ya esté en el camino correcto, pero sí demuestran que es posible llegar allí. El camino está claro.