El insomnio, uno de los inconvenientes propios del siglo veintiuno, puede hacernos vivir menos, sobre todo a las mujeres. Conforme con una investigación presentado a lo largo del Congreso Científico Anual del Instituto Estadounidense de Cardiología , las personas que padecen de insomnio tenían un sesenta y nueve por ciento más de probabilidades de padecer un infarto en comparación con las que no sufren este trastorno del sueño a lo largo de un seguimiento promedio de 9 años. Además de esto, al observar la duración del sueño como una medida objetiva del insomnio, los estudiosos hallaron que las personas que dormían 5 o menos horas por noche tenían el mayor peligro de padecer un ataque cardiaco. Y aquellas personas con diabetes e insomnio tenían el doble de probabilidades de padecer un ataque al corazón. «El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente, mas en muchos sentidos ya no es solo una enfermedad, es más una elección de vida. Sencillamente no priorizamos el sueño tanto como deberíamos», apunta Yomna E. Dean , autora del estudio. «Nuestro estudio mostró que las personas con insomnio tienen más probabilidades de padecer un infarto con independencia de la edad, y los ataques cardiacos ocurrieron con una mayor frecuencia en mujeres con insomnio». Nueva Relacionada estandar No Dormir bien podría agregar años a tu vida R. I. Los jóvenes con buenos hábitos de sueño tienen cada vez menos probabilidades de fallecer prematuramente El insomnio puede incluir inconvenientes para conciliar el sueño, continuar dormido o dormir bien. Con una prevalencia cada vez mayor, afecta más a las mujeres que a los hombres. «El insomnio debe considerarse un factor de peligro para desarrollar un ataque cardiaco, y debemos hacer un mejor trabajo para instruir a las personas sobre lo peligrosa que puede ser la carencia de buen sueño», asevera Dean. Para su análisis, publicado en « Clinical Cardiology », los estudiosos efectuaron una revisión sistemática de mil doscientos veintiseis estudios; de estos, se escogieron para su inclusión 9 estudios originarios de EE. UU., R. Unido, Noruega, Alemania, Taiwán y China. En conjunto, se valoraron los datos de 1.184.256 adultos (cuarenta y tres por ciento de los que eran mujeres). La edad media fue de cincuenta y dos años y el trece por ciento (ciento cincuenta y 3 mil ochocientos ochenta y uno) sufría insomnio, que se definió basándonos en los códigos diagnósticos de la CIE o por la presencia de alguno de estos 3 síntomas: complejidad para conciliar el sueño, complejidad para continuar dormido o despertarse temprano y no poder levantarse. No se incluyeron personas con apnea obstructiva del sueño. La mayor parte de los pacientes (noventa y seis por ciento ) no tenía antecedentes de infarto de miocardio. Se generaron ataques cardiacos en dos mil cuatrocientos seis de los que tenían insomnio y en doce y trescientos noventa y ocho de los del conjunto sin insomnio. El insomnio puede incluir inconvenientes para conciliar el sueño, continuar dormido o dormir bien Además de esto, las personas que notificaron dormir 5 o menos horas por noche tenían uno con treinta y ocho y uno con cincuenta y seis veces más probabilidades de padecer un ataque cardiaco en comparación con las que dormían entre 6 y entre 7 y 8 horas por noche, respectivamente. No hubo diferencia en el peligro de ataque cardiaco entre aquéllos que dormían 5 o menos o 9 o más horas por noche, agrega Dean, lo que respalda los descubrimientos de estudios anteriores que han probado que dormir poquísimo o demasiado puede ser perjudicial para la salud del corazón. En un análisis separado, los estudiosos procuraron determinar si los síntomas de insomnio individuales se asocian con un mayor peligro de ataque cardiaco. Los trastornos para comenzar y sostener el sueño, esto es, inconvenientes para conciliar el sueño o continuar dormido, asimismo se relacionaron con un incremento del trece por ciento en la probabilidad de padecer un ataque cardiaco en comparación con las personas sin estos síntomas. No obstante, el sueño no reparador y la disfunción diurna no se asociaron con un ataque cardiaco, lo que sugiere que aquellos que solo se quejan de no sentirse descansados al despertar sin falta de sueño no tienen un mayor peligro de padecer un infarto. El estudio tuvo ciertas restricciones, incluido que la mayor parte de los estudios evaluados se fundamentaron en que los participantes autoinformaran sus conductas de sueño a través de cuestionarios, si bien los ataques cardiacos fueron ratificados por informes médicos.