Si bien cada vez hallamos en el mercado un número mayor de géneros de leche y bebidas vegetales, no deseamos dejar a un lado a la leche materna en el Día Mundial de la Leche, que se festeja el día de hoy. Hay quienes la consideran un comestible mágico o bien, aun, nuestra primera al vacuna al nacer.
Para comenzar, recordaremos que no hay un solo género de leche materna, sino más bien tantos como binomios madre y también hijo. La leche materna cambia de una madre a otra, de un hijo a otro o bien aun durante el día, con una meta funcional.
La lactancia materna es el único comestible conocido que se amolda a los requerimientos individuales de maduración y de desarrollo de su especie de forma concreta. De ahí que, nos ofrece una larga lista de beneficios.
De esta forma ayuda la leche materna a los bebés
El auténtico beneficio de la leche materna deriva de los efectos sobre nuestro sistema inmune, digestible, neuroendocrino y musculoesquelético.
Entre los resultados de diferentes estudios, hallamos un fuerte desarrollo de nuestras defensas desde el nacimiento. Esto causa que haya menos bebés enfermos, sobre todo por infecciones, y reduce las muertes un cuarenta y cinco por ciento (un veinte por ciento a lo largo del primer mes).
Además de esto, conforme datos de la OMS, nutrir a los recién nacidos con leche materna evita el sobrepeso y obesidad infantil un doce por ciento . También, los adolescentes y adultos que fueron amamantados de pequeños, asimismo son más inteligentes y logran entre dos y cinco puntos más en pruebas cognitivas.
Beneficios de amamantar para la madre
Este comestible potencia el vínculo cariñoso entre madre y también hijo y por su parte da beneficios exclusivos para la madre. Por servirnos de un ejemplo, favorece y acelera el perder peso tras el parto y la vuelta a la normalidad de muchas estructuras, evita la depresión posparto y enfermedades como diabetes, hipertensión y también infarto.
Además de esto, aquellas mujeres que no ofrecen lactancia materna tienen un cuatro por ciento más de peligro de desarrollar cáncer de mama y un veintisiete por ciento más de cáncer de ovario.
Finalmente, la lactancia materna no solo favorece a la madre y a su hijo, sino más bien que nos resulta de interés a todos. No dar lactancia materna nos cuesta costoso. Si el cincuenta por ciento de las madres diera lactancia materna en exclusiva en España nos ahorraríamos más de cincuenta y uno millones de euros por año. Asimismo sería una ayuda para la economía familiar y para el medioambiente.
¿Dónde se encuentra el secreto?
Llevamos más de sesenta años estudiando la leche materna y todavía ignoramos la función de ciertas substancias. No obstante, sabemos que el auténtico secreto de sus beneficios está en su composición.
Hasta el momento conocemos que contiene proteínas concretas para nuestra especie. Ciertas marchan como factores protectores en forma de anticuerpos y otros como nutrientes concretos, grasas y también hidratos de carbono, como vitaminas, minerales y oligoelementos.
Estas substancias se hallan en la proporción justa y precisa para cada instante del desarrollo del bebé.
No obstante, pese a la larga trayectoria de los resultados encontrados, existen estudios que apuntan un déficit de conocimientos básicos en la población general. Solo un veintiseis con cuatro por ciento tienen perseverancia de las ventajas que tiene para la madre, el bebé y la sociedad generalmente.
Además de esto, el setenta y dos por ciento refiere tener una información deficiente con respecto al valor nutricional. Esta falta de conocimientos puede interferir de manera indirecta en el establecimiento y mantenimiento en un largo plazo de esta clase de nutrición.
La leche materna no se puede equiparar con la animal
Las fórmulas lácteas presentan una composición cuantitativa y cualitativamente muy, muy diferente, estática y sin factores bioactivos. Ni las leches vegetales ni las de origen animal poseen factores protectores inmunológicos capaces de activar la microbiota oral, intestinal y cutánea. Podríamos semejar la leche materna a nuestra «primera vacuna».
Asimismo es esencial tener en consideración que, tras el nacimiento, la primordial fuente energética del humano son las grasas, no las proteínas como en otros mamíferos.
De esta forma, la leche materna aporta más del cincuenta por ciento de calorías en grasas y enzimas que asisten a su metabolización, algo que no ocurre en ningún otro género de leche.
Además de esto, la cantidad y género de azúcares, proteínas, vitaminas y minerales están de forma perfecta amoldados a los requerimientos nutricionales, de maduración del sistema digestible y riñones y de metabolización del bebé.
¿Cuánto tiempo debemos nutrirnos de leche materna?
El recién nacido es inmaduro a muchos niveles. El nacimiento y los 2 primeros años se consideran una «ventana crítica» para el desarrollo y desarrollo inmejorable y de su salud.
Tras esa edad es realmente difícil revertir los efectos de una alimentación deficiente o bien inapropiada. Por esta razón, las recomendaciones contemplan sostener esta clase de nutrición hasta esa edad.
También, a lo largo de los 6 primeros meses, este comestible aporta todos y cada uno de los requerimientos precisos para el adecuado desarrollo del bebé. Desde esa edad, es bastante difícil que cubra sus demandas nutricionales, con lo que sería preciso complementar gradualmente con otro género de comestibles.
Esto es, en estos casos el aporte inmunológico se sostiene, si bien no tanto el nutricional. No obstante, ofrecer lactancia materna hasta los un par de años es la medida que más repercusiones potenciales y ventajosas tiene sobre la salud infantil.
Se puede sostener hasta el momento en que la madre lo desee y lo crea recomendable, sin un límite establecido. El beneficio para la salud y por lo tanto su influencia sanitaria y social proseguirán estando presentes.
Conocer y propagar las ventajas que puede administrar la lactancia materna es una obligación de los profesionales de la salud a fin de que aquellas madres que han decidido ofrecer el pecho consigan la ayuda precisa y puedan lograr su objetivo. Sin embargo, cuando la madre disponga de toda la información, siempre y en toda circunstancia va a ser quien decida, conforme sus circunstancia, seleccionar el género de leche con la que nutrir al bebé y el tiempo a lo largo del que lo va a hacer.
Publicado originalmente en THE CONVERSATION.ES-Esmeralda Santacruz Salas-PDI Capacitad de Enfermería. UCLM,
Universidad de Castilla-La Mácula.<img src=»https://counter.theconversation.com/content/161538/count.gif?distributor=republish-lightbox-advanced» alt=»The Conversation» width=»1″ height=»1″ style=»border: none !important; box-shadow: none !important; margin: 0 !important; max-height: 1px !important; max-width: 1px !important; min-height: 1px !important; min-width: 1px !important; opacity: 0 !important; outline: none !important; padding: 0 !important; text-shadow: none !important» />