El Gobierno ha aprobado esta semana el R. D. 736/2020 que regula la instalación de contadores individuales en las edificaciones con sistema de calefacción y refrigeración central, con el propósito de medir de forma personalizada el consumo de cada vecino. De este modo, se ha completado la trasposición de la Directiva Europea 2012/27 de Eficacia Energética. Una regla que afectará a edificios construidos de antemano a mil novecientos noventa y ocho, año en que se aprobó el Reglamento de Instalaciones Térmicas en edificios y que cambiará la manera en que se factura el gasto en calefacción de miles y miles de hogares españoles, que podrían llegar a ahorrarse dieciocho euros por mes, conforme fuentes del ámbito.
Esto afectará, estiman desde la Asociación De España de Repartidores de Costos de Calefacción (AERCCA), a 1.100.000 residencias en toda España (unas cien residencias ya contaría con este sistema instalado)
. El Gobierno ha desarrollado un calendario para la adaptación que tiene fijado como data final mayo de dos mil veintitres.
Concretamente, el real decreto divide a España en diferentes zonas climáticas (A,B,C,D y Y también). Por poner un ejemplo, en A y B no va a ser obligatoria la instalación de estos contadores (Islas Canarias, una parte de la costa valenciana o bien las Baleares). En cambio, por servirnos de un ejemplo, los primeros en tener que instalar estos medidores personalizados en edificios de veinte o bien más residencias hasta el 1 de febrero de dos mil veintiuno es la zona Y también (Pirineos, norte de Castilla, Sierra de la capital española…). Asimismo se tiene presente otros requisitos como que el presupuesto determine que la instalación es viable desde los puntos de vista técnico y económico. Desde ahí, hay un periodo de quince meses, para instalar los contadores individuales.
Mas, ¿qué costos tienen este género de instalaciones (adquisición, lectura, mantenimiento….)? ¿Pueden suponer un ahorro? A este respecto, el presidente de AERCCA (Asociación De España de Repartidores de Costos de Calefacción) y directivo general de Ista Spain Ignacio Abati ha explicado que «el noventa por ciento de las comunidades de dueños escogen la opción del alquiler, que implica que una residencia media deba abonar unos siete euros por mes por todo el servicio (los dispositivos, la instalación, el servicio de lectura, etc.)». La otra alternativa, ha añadido Abati, pasa por adquirir los medidores, «lo que para una residencia media puede representar ciento cincuenta euros el primer año, aparte el servicio de lectura y mantenimiento de los aparatos que ronda los veinticuatro euros anuales». Lo que resulta relevante, es que en este género de aparatos – ya instalados en unas cien residencias- acostumbran a firmarse contratos de larga duración (de unos diez años). Por esta razón, en esta actividad dan mucha relevancia a la relación con el cliente del servicio.
doscientos diez euros anuales de ahorro
Con la primera opción no habría un desembolso inicial y, como han argumentado desde la citada asociación, esta inversión inicial es el grueso del gasto para las compañías del ámbito.
En este sentido, desde AERCCA han convocado múltiples estudios en los que se habla de un porcentaje de ahorro del veinticuatro por ciento del consumo de las residencias en que están instalados. O sea, doscientos diez euros por año y dieciocho euros mensuales, restándole los siete euros del alquiler. Abati ha apuntado asimismo que «cuando pagas lo que consumes, acostumbras a ser más ahorrativo y tienes cuidado de apagar o bien encender la calefacción conforme tu confort: eres más precavido».
tres mil trabajos
Esta patronal asimismo ha estimado el real decreto podría tener un impacto de unos ciento cincuenta millones de euros anuales sobre su tarea y la generación de unos tres mil trabajos «fundamentalmente de actividades castigadas por esta crisis como los instaladores que son los que se marchan a favorecer de esta medida».
El asimismo directivo general de Ista Spain ha recomendado que «las cosas se hagan bien desde el principio» y apuntado a la necesidad de que haya «instalaciones con calidad», que las personas que entren en las casas estén bien formadas y que se instalen medidores homologados siempre y en todo momento «con criterio».