La argentina Samantha Schweblin , que radica en Berlín, ha sido premiada con el reputado National Book Award de U.S.A. en la categoría de literatura traducida por su libro ‘Siete casas vacías’, una «exploración del deSeo universal de conexión humana» conforme el jurado. «Este es un libro que aun ya antes de armarse ya daba alegrías. El primero de los cuentos, ‘Un hombre sin suerte’, ya ganó un premio de forma independiente y después vino el premio Rivera del Duero. Y es de alguna forma una revancha, pues son las novelas las que siempre y en todo momento llegan ya antes, se traducen primero y ganan los premios. Creo que fue de una parte del jurado un ademán en favor del género. Una de las razones por las cuales no aguardaba ganar el premio es que los cuentos no ganan premios. ¡Qué bravura por la parte del jurado!». —El de España es un poder en alza en U.S.A.. ¿De qué forma hay que administrarlo para aprovechar su potencial? —No tengo la menor idea… Los libros de los autores en castellano reconocidos se publican en U.S.A. de forma directa en castellano, en editoriales especializadas que publican solo en castellano. Eso no pasa en otro sitio del planeta. Es un mercado en el que el interés por las traducciones es escaso, el tres por ciento . En verdad este premio, la categoría de traducción es parcialmente nueva, de dos mil dieciocho, eso quiere decir que está medrando el interés. —Quizá la traducción más influyente hoy en día sea la traducción al lenguaje audiovisual. Usted tiene experiencia, ya ha amoldado una novela a un guion. ¿Se escribe por este motivo diferente, pensando ya en la pantalla? —Exacto, es una traducción. Da la impresión de que libro y audiovisual es similar, mas lo único semejante es uno mismo. El lenguaje y los recursos son muy, muy diferentes. Mas no creo que se escriba diferente. Para mí sería impensable estar pensando en el cine cuando escribo. Si se escribe diferente es por la mezcla de géneros que se produce singularmente en América Latina, donde la novela realista contiene ya ciencia ficción sin rotura, somos más flexibles o flexibles con los géneros, lo que nos deja cruzar más límites que una literatura más estructurada. Lo que sí es es cierto que el cine y las plataformas consumen mucha literatura y hay un impacto económico, No es tanto dinero como semeja, mas es algo más. Y la literatura da dan poco dinero que hace la diferencia, por fin los autores pueden trabajar a tiempo completo. —¿Está más conforme con la etiqueta de literatura de lo infrecuente o con la de literatura sudamericana? —Soy un autora argentina en Berlín. Me siento sudamericana, mas no como un límite, por el hecho de que es un límite tramposo, una imposición social, geográfica o económica. Toda vez que traspaso un límite se me abre una habitación, más espacio que me sorprende y en el que encuentro el placer de un planeta que se amplía —El libro premiado habla de espacios y de vacíos. —Más bien de estructuras, estructuras recias que proseguimos habitando pese a que ya no son tan válidas y por eso juegan en contra. En todos y cada uno de los cuentos, los personajes acaban saliendo de esos espacios para poder localizar la solución a los inconvenientes. Afuera, donde no están protegidos, siempre y en toda circunstancia está el otro y, en el encuentro, quizás no solventan su inconveniente, mas sí el del otro. Y en esa solución encuentran una pista. —Hay un estado sensible común a todos y cada uno de los cuentos… —Empecé a redactar el libro en Argentina, mas sabiendo ya que me iba a ir. A lo largo de la mudanza y mientras que decidí quedarme. Está repleto de presencia o falta de casa, de cajas que se pierden o llenas de cosas que no hallas, con etiquetas que no reconoces. Aun la vuelta solo de visita a la urbe que se dejó y que no reconoces. El sentirse perdido. No debe ver con el tema del libro y no fui siendo consciente de esto mientras que escribía, mas con la ayuda de los lectores me he dado cuenta tras el peso tan personal que tenía todo esto en los textos. MÁS INFORMACIÓN nueva No Agustín Fernández Mallo, ganador del primer premio de Ensayo Eugenio Trías nueva Si Así es la enorme novela de la guerra de Ucrania que subsistirá al paso del tiempo —¿Y qué ha ganado con el traslado a Berlín? —Mucha productividad. En América Latina es considerablemente más costoso redactar que en Europa, por el hecho de que tardas el doble de tiempo en adquirir el tiempo para redactar. Es una de las grandes razones por las que me quedé. Vivir en Europa me deja viajar sin abonar esos vuelos tan costosos desde Argentina. Y voy consciente de que prosigo escribiendo desde Argentina. Cuando me ubico frente al teclado estoy en Argentina, todo sucede en Argentina, mas lo veo todo desde fuera, a determinada distancia, y esa mirada es muy potente.
Samantha Schweblin: «En América Latina es considerablemente más costoso redactar que en Europa»
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