La peripecia de 6 trabajadores del campo metalúrgico en paro en el norte de Inglaterra, que deciden probar suerte en el striptease para salir del hoyo, se contaba en uno de los grandes éxitos cinematográficos de finales de los años noventa (se estrenó en mil novecientos noventa y siete). 3 años después se transformaba en un musical de Broadway, con libro de Terrence McNally y canciones de David Yazbek, que trasladaba la acción a la urbe estadounidense de Búfalo. En dos mil uno Mario Gas la puso de pie en catalán y ahora se estrena una nueva versión que su directivo, David Ottone (Yllana), ha ubicado en una pequeña urbe imaginaria del norte de España a lo largo de la crisis económica de hace una década. La adaptación del texto es de Zenón Recalde y la dirección musical de César Belda.
«El musical refleja una realidad -afirma Ottone-; habla del drama del desempleo, en especial a los hombres, y como eso afecta a la masculinidad y a la dignidad del ‘macho’. que se siente conminado cuando no manda. Mas es una función formidablemente divertida; el humor deja charlar de temas muy complejos; asimismo habla de la amistad, de la resiliencia, de la esperanza… En este sentido es muy actual y creo que va a llegar mucho al público. En las funciones anteriores que hemos hecho la contestación ha sido estupenda».
Ottone alardea de abanico. «Es fabuloso, con gente que puede danzar, cantar y actuar… Y este espectáculo no se puede hacer sin gente capaz de hacerlo todo bien. No es un musical tipo ‘Broadway’; es un drama social que tiene canciones y que usa el humor para producir catarsis».
La película de Peter Cattaneo fue un éxito en su día, y el montaje puede hacer que los espectadores se rencuentren con la historia. Además de esto están las canciones, «de las que al final te enamoras», afirma Ottone. El espectáculo, que tiene prevista una vira de un par de años y medio por toda España -hay ya más de treinta plazas previstas-, agrega el directivo, está hecho «pensando en la gente».
Si bien ha firmado la dirección de títulos como «Avenue Q» o bien «Hoy no me puedo levantar, el ‘idioma materno’ de Ottone -y de Yllana- es el teatro gesticular. «Hay mucho slapstick -reconoce-; cuando haces mucha comedia piensas mucho en el ritmo; y este es un musical concebido para que el público se lo pase realmente bien, es una comedia».