Evgueni Kulesh, de treinta y siete años, murió el sábado a lo largo de la representación de la opera ‘Sadkó’ en el Teatro Bolshói de la ciudad de Moscú una vez que uno de los decorados de fondo de la tramoya le golpeara en la cabeza al descender. Conforme cuentan sus compañeros, Kulesh debería haber puesto un trono en el escenario justo en el instante del cambio de decorado y avanzar cara el público, mas no procedió de esa forma. El montaje ambiental del acto precedente ascendió mientras que descendía el que le reemplazaba en una nueva escena. El actor no se percató de lo que tenía encima y la construcción del decorado le percutió violentamente en el cráneo.
Un espectador afirmó a la agencia TASS que le dio la sensación de que el decorado se cayó súbitamente y mató a Kulesh. No obstante, la dirección del Bolshói aseguró que «el mecanismo funcionó a la perfección, no se desprendió del sistema de sujeción». Según lo que parece, lo que terminó con la vida del actor fue que no se separó a tiempo. Los intentos de reanimarle anteriores a la llegada de la ambulancia no dieron resultado y los médicos solo pudieron garantizar su fallecimiento cuando llego la ambulancia.
El accidente provocó que la representación fuera suspendida. Se solicitó después a los espectadores que abandonasen el local. Ahora, llegó la Policía y miembros del Comité de Instrucción (SK), que ha abierto una investigación para aclarar qué fue lo que falló verdaderamente.
En un comunicado, el servicio de prensa del Bolshói apuntó que «durante la obra ‘Sadkó’, el artista de conjunto de mímica murió a lo largo del cambio de escenario (…) estudiosos del SK examinan el escenario para determinar las circunstancias del trágico suceso». «La administración del teatro va a facilitar toda la asistencia necesaria», resaltaba asimismo la nota. La función de el día de hoy domingo de ‘Sadkó’ fue del mismo modo anulada.
Se trata de una ópera del siglo XIX de Nikolái Rimski-Kórsakov basada en una vieja ‘bylina’ rusa, poema épico del folclore de los eslavos orientales. Saldkó, un simple músico que acaba haciéndose rico, es el personaje central de la obra. A lo largo de una singladura marítima, el protagonista debe hacer en frente de una horrible tempestad y el rey de los mares le demanda la cabeza de alguien de la tripulación como sacrificio. En dos mil trece, un violinista del Bolshói se mató al desplomarse al foso de orquesta.