La iglesia de Villamorón impresiona por fuera, con esa impresionante porte que se divisa desde la lejanía en el ayuntamiento de Villegas (Burgos) y que le ha justo el nombre de la Catedral del Páramo, mas adentrarse dentro de este monumental templo gótico causa inquietud. Su coro, atacado por la carcoma, o bien su retablo, que debió ser desmontado por el lamentable estado en que se hallaba, muestran el daño de años de olvido, un deterioro que la asociación Amigos de Villamorón pretende revertir ahora de la mano de Hispania Nostra. Por medio de una campaña de micromecenazgo, los cerca de setenta amigos activos de Villamorón procuran colectar veinticinco euros para limpiar este singular espacio y transformarlo en vez de encuentro, exposiciones y conciertos.
Para Pedro Francisco Moreno, presidente de la asociación, son múltiples los motivos por los cuales merece la pena salvar este templo. «Es el primero de Burgos que introduce el estilo gótico, es un Bien de Interés Cultural y es el prototipo de las Iglesias Fernandinas andaluzas», asevera ya antes de explicar que este género de construcciones que se pueden admirar en Córdoba o bien en Sevilla se inspiraron en esta iglesia de la ciudad de Santiago Apóstol de Villamorón y en otras de la región.
La iglesia parroquial de la ciudad de Santiago Apóstol de Villamorón
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Amigos de Villamorón
Si bien no hay documentos que testimonien quién ordenó su construcción, se piensa que pudo ser alguien de la corte castellana con poder y capacidad económica para costear este enorme edificio, desmedido para una villa del tamaño de Villamorón. «Mientras Fernando III el Santurrón guerreaba en Andalucía, dejó a su hijo
Alfonso X el Sabio
al cargo de un ayo en la localidad próxima de Villadelmiro. Por eso se piensa que pudo haber sido alguien de ese entorno», explican en la Asociación.
A su valor patrimonial se aúna, a juicio de Moreno, otro no menos esencial de tipo sentimental. «Este magnífico monumento refleja la vida de generaciones que habitaron a su sombra y lo emplearon en los instantes esenciales de su vida, desde su bautismo hasta su entierro», resalta. De los ciento cincuenta vecinos que tenía en mil novecientos cincuenta ya no queda absolutamente nadie. Todos terminaron emigrando en pos de un futuro mejor.
Moreno no fue uno de ellos. Este burgalés de sesenta y cinco años no tenía ninguna vinculación familiar con Villamorón. A causa de un artículo del escritor Óscar Esquivias que leyó hace dieciocho años, quedó tan impresionado sobre esta espléndida construcción que tras ponerse en contacto con Santiago Orcajo, entonces sacerdote de Villegas, decidió crear la asociación Amigos de Villamorón para salvarla del abandono en que se encontraba. «Como burgalés, como castellano y como de España no podía dejar que se viniese abajo», remarca.
La pila bautismal, dentro del templo
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Amigos de Villamorón
En estos años han llegado a sumar ciento cincuenta asociados y a conseguir que la iglesia fuera afianzada en dos mil nueve-dos mil diez. Desde ese momento esta asociación la sostiene abierta los fines de semana en verano, en el Programa de Apertura de Monumentos subscrito por el Arzobispado y la Junta de Castilla y León. «Villamorón cuenta con un patrimonio sorprendente y al unísono bastante desconocido», apunta Moreno.
Con sus escasos recursos han restaurado el suelo de la sacristía y han cerrado los grandes ventanales para eludir la entrada de palomas y otros pájaros en su interior. En su ya larga trayectoria han logrado, además de esto, que la compañía eléctrica haga el soterramiento del cable que afeaba su exterior. Hasta han llevado a cabo una réplica en Minecraft de la iglesia para hacerla conocer.
Interior de la iglesia
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Amigos de Villamorón
Ahora desean emprender un nuevo paso y restaurar su interior por el hecho de que piensan que un templo tan singular ha de estar «en las mejores condiciones». Frente a la avalancha de latrocinios que estaba cometiendo Erik el Belga por toda España en los años setenta del siglo pasado XX, el Arzobispado llevó al MuSeo del Retablo, en Burgos, los elementos de mayor de la iglesia, como un retablo dedicado a San Joaquín y Santa Ana, un cristo románico o bien una cruz procesional de plata. Mas allá quedó el coro de madera, ahora carcomido, o bien los paramentos verticales, ciertos con policromía vieja, que han sufrido humedades a lo largo de años por la lluvia, la nieve y los helados vientos que se colaban por los ventanales desnudos de vidrieras.
Con su restauración, los Amigos de Villamorón pretenden acomodar la iglesia para actos culturales y a fin de que pueda regresar a festejarse en ella misas en el día de su patrón, el apóstol Santiago. El retablo mayor, desmontado hace 5 años por el riesgo que suponía su estado de conservación, todavía deberá aguardar a más adelante. «No deseamos abusar de la confianza de la gente», explica Moreno.
En la primera semana ya han conseguido reunir cinco mil de los quince euros que por lo menos precisan para la restauración. «Como se afirma popularmente, va como una motocicleta y estoy muy entusiasmado», comenta el presidente de Amigos de Villamorón, que llama a cooperar con este proyecto a burgaleses, castellanos y españoles.