La vida frecuentemente es un ambiente multidisciplinar, con todo cuanto eso acarrea. Esto es, una misma persona puede ser frágil y cautelosa preparando kokotxas al pil pil y después pasarse 3 meses sin mudar las sábanas. Algo así tuvo lugar el sábado pasado en la Feria del Libro de la villa de Madrid donde escritores españoles y alemanes se distanciaron de la prosa durante un momento para dedicarse a la picaresca futbolística. Se trataba del partido de vuelta de una eliminatoria que empezó el pasado octubre en la Feria del Libro de Frankfurt, allá el equipo alemán ganó con solvencia tres-1 a los españoles (que viajaron ayudados por la Casa Árabe). Heridos en el orgullo (Enrique Ballester asimismo en el tobillo tras ser agredido por un pequeño), el equipo de La Cervantina volvió a casa a sabiendas de que tenía 6 meses para planear una remontada. La directiva, formada por Miguel Aguilar y Carlos Marañón, se puso de manera rápida manos a la obra para hacerlo posible. La primera cosa que hicieron fue persuadir a Eva Orúe, directiva de la Feria del Libro de la capital española , de que meter un partido de futbol en el acontecimiento era una buena idea. Después llegaron los refuerzos. En Alemania al equipo de España le faltó veteranía y saber estar, así que Marañón tiró de agenda y fichó a 3 jugadores que sumaban ciento cincuenta años (por poco no tenían el transporte público gratis). Eran Fermín de la Calle, Chema Rodríguez y Jacinto Elá: respectivamente dos TEDAX del futbol principiante y el mejor jugador del planeta juvenil en mil novecientos noventa y seis. Asimismo se escogió a Pedro Zuazua como adiestrador, que en la víspera solamente explicó al equipo de qué manera proteger y agredir los saques de esquina. El día del partido La gente comenzó a llegar al Centro Deportivo Municipal de La Chopera una hora ya antes del choque. El primero que me llamó la atención fue Jacinto Elá , que entró al vestuario vestido tal y como si fuera a una barbacoa en la comunidad de vecinos. El trío arbitral apareció un tanto después, liderado por Edu Gallardo la pinta que tenían los trencillas era de todo menos de jueces de nada. Sonaron los himnos y el balón empezó a correr, más bien saltar tal y como si fuera una liebre sorteando la N-tres a la altura de Motilla del Palancar. Prontísimo el espíritu de Javier Clemente se hizo presente en la tarde madrileña. En una falta lejana, Chema Rodríguez puso el balón en todo el un montón y Carlos Marañón la peinó tenuemente para batir al portero Hannes Köhler. Asimismo sirvieron los primeros minutos para confirmar que eso era un partido de escritores donde la condición física atravesaba un instante tan justo como el de la cuenca hidrográfica del Guadiana. Lolo Aguilera, baluarte de la Roja en Frankfurt, cayó lesionado prontísimo y el partido se complicó. En dos jugadas made in Germany , de esas como el VW Golf que los alemanes llevan haciendo setenta años y les prosiguen saliendo bien, los teutones le dieron la vuelta al marcador y llegaron al reposo en ventaja. Nada pudo hacer en los tantos Alex Grijelmo, que a pesar del resultado, dejó paradas de mérito en la primera mitad. La segunda parte estaba reservada para el meta cordobés Antonio Agredano, que comenzaba tras perderse el partido de ida por lesión. El ‘factor Jacinto’ y ser padre ya antes que futbolista Jacinto Elá (el que daba la sensación de que iba a una barbacoa con los progenitores del cole) llevó a su hijo al partido, desde la banda el muchacho vio de qué forma su padre volvía locos a los alemanes con recortes y regates inverosímiles para gente que trabaja en oficinas. En una jugada apartada, en el área, uno de los centrales de Alemania le pegó un patada, una de esas que no hace falta ni verlas por el hecho de que suenan como cuando cierras un cajón de la cocina. Era un penalti claro, mas Jacinto decidió no tirarse al suelo, así que Edu Gallardo no pitó nada. Después, en la barra de un bar de Lavapiés con un plato de torreznos delante, se me ocurrió preguntarle a Jacinto por qué no se había tirado para forzar el penalti. «Está mi hijo viendo el partido y no deseo que aprenda esas cosas», me afirmó Elá mientras que se metía una croqueta humeante en la boca. Código Desktop 4/06/2023.
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June cuatro, dos mil veintitres Imagen para móvil, amp y app Código móvil 4/06/2023.
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June cuatro, dos mil veintitres La segunda parte comenzó con determinado retraso por ausencia del árbitro (afirman que Gallardo hizo la mayor carrera de la tarde para ir a evacuar), mas eso solo dilató unos minutos la exhibición que estaba por venir. Nacho Carretero, Chema y Alfredo Matilla (Relevo) se hicieron con las bridas del choque y comenzaron a surtir balones a Jacinto, que remató su exhibición con dos tantos tremendos. Es cierto que La Cervantina tenía más banquillo y eso se apreció. Carmen Berasategui, Marta San Miguel y Alfonso García le dieron mucho oxígeno al equipo y reforzaron una victoria de mérito. Mención singular asimismo para la redención de Gabi Martínez, Antonio Pacheco y Enrique Ballester. En Frankfurt estaban rígidos y se rompieron como vasos de sidra, al paso que acá en la villa de Madrid parecían duros como una vajilla de Duralex. El cinco-dos lo acabaron un gol en propia meta (La Clementina se podría haber llamado) y una contra perpetrada por la conexión manchega de Vocento ‘Matilla – Córcoles’ (el que escribe estas líneas). En suma, un partido que tuvo de todo, hasta determinado enfado de los visitantes con el árbitro por pitar prácticamente todos los contactos. Un partido entretenido que sirvió para aproximar un poco más futbol y literatura, dos disciplinas que no siempre y en todo momento han mezclado bien y que llevan décadas tendiendo puentes para terminar de comprenderse.